martes, 14 de mayo de 2013

Hija del Che Guevara llegó a Córdoba para respaldar la Operación Milagro solidaridad cubana con Argentina. Aleida Guevara March



Aleida Guevara conmocionó con su presencia a la ciudad de Córdoba
Una visita para respaldar la tarea solidaria de la Operación Milagro

por Carlos Aznárez     (desde Córdoba)

El pasado fin de semana, la ciudad de Córdoba recibió con todos los honores y el cariño de su gente, la presencia de la doctora Aleida Guevara March, hija del Comandante Heroico y la vez, ella misma, revolucionaria internacionalista. 
Aleida llegó a la provincia Invitada por la Fundación "Un Mundo mejor es posible" (UMMEP), que atiende las Misiones Médicas Cubanas en Argentina, para inaugurar una exposición de fotos que cuentan la historia de la Operación MIlagro en el país. 
Apenas arribada a la cuna del Cordobazo,  Aleida  concurrió, acompañada por la presidenta de UMMEP, Claudia Camba, a la Clinica Junín (recuperada por sus trabajadores), donde funciona desde 2009 el "Centro Oftalmológico Doctor Ernesto Guevara", financiado por el gobierno cubano. Allí se han practicado hasta el presente más de  3300 operaciones de cataratas y pterigion, a argentinos y argentinas de condición humilde, a los que no les alcanzan las palabras para agradecer a Cuba este espacio de solidaridad que les permite recuperar la vista. O como dijo un paciente llegado desde Mendoza, "volver a vivir, porque puedo apreciar los colores, y disfrutar con la sonrisa de mis seres queridos".
Aleida Guevara confraternizó con el cuerpo médico de la entidad, integrado por la médica cubana Alina Izaguirre, que actúa en la supervisión del programa de atención quirúrgica, con su colega argentina Mariana Szkope y un equipo de médicos y enfermeros de ambos países. 

Las fotos de un milagro

Entusiasmada por el éxito que está teniendo el programa, Guevara expresó que "esta es una forma concreta de llevar adelante el legado de mi papá, como médico y como internacionalista". En un acto, improvisado en el subsuelo de la Clínica, la visitante fue homenajeada por la Subdirectora del Centro Oftalmológico, Lucía Coronel, quien ponderó la trayectoria de Aleida, como médica solidaria, que participó en varios países donde se requirió su concurso, y como revolucionaria dispuesta a entregarlo todo por los más humildes. Lucía es hija de padre y madre desaparecidos, y como el resto de sus compañeros está entregada a esta práctica solidaria, como una forma, ella también, de rescatar el ejemplo que le dieron sus padres, combatientes montoneros. 
La inauguración de la exposición desbordó el local del Centro por la presencia de gran cantidad de asistentes, y culminó con la entonación del son cubano "Hasta siempre", en recuerdo del Che, en  la voz del trovador uruguayo Jorge Guichón, que fue coreado por los asistentes.
Inauguración de la exposición fotográfica sobre la Operación Milagro (foto Martín Hacthoun)

Voluntarios de la ELAM

Además de visitar la exposición y recorrer las instalaciones del Centro Oftalmológico que lleva el nombre de su padre, Aleida participó también de un encuentro, informal pero muy emotivo, con jóvenes estudiantes recibidos en la habanera Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) y con estudiantes de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba.  Estos le contaron cómo habían sido sus experiencias, aplicando los conocimientos adquiridos en Cuba (adonde estudiaron becados por el gobierno cubano). En ese marco, dos jóvenes (integrantes de HIJOS, que habían pasado por la ELAM), relataron su trabajo en el barrio Villa Libertador, de Córdoba, poblado por gente muy humilde, "con quienes compartimos los conocimientos adquiridos en Cuba, para intentar paliar sus necesidades a nivel sanitario". Otra chica, relató su paso por Venezuela, donde en comunidades indígenas colaboró como ginecóloga, ayudando a parir a decenas de mujeres.
Mientras tanto, Lucía Coronel, aprovechó el encuentro para convocar a los estudiantes a que se sumen a la Operación Milagro "y nos ayuden a descubrir donde hay gente que tenga problemas para ver, a los efectos de ayudarles", Aleida contó innumerables anécdotas de su experiencia como  médica (pediatra) internacionalista. Defendió el trabajo social y popular que realizan los campesinos sin tierra brasileños del MST, y ponderó también la experiencia de la Propuesta Tatú, llevada a cabo por  médicos argentinos que estudiaron en Cuba y que atienden gratuitamente en la Sociedad de Fomento del barrio El Ceibo, en Burzaco, provincia de Buenos Aires. "Todas estas iniciativas ayudan a hacer realidad los sueños que como médico tenía mi papá, y lo que nos han enseñado siempre en Cuba", dijo Aleida. Comentó también lo que fueron los primeros pasos de la medicina cubana desde que se implantó la Revolución, y donde hubo que suplantar con esfuerzo a muchos médicos que decidieron irse para Miami. También, las iniciativas llevadas a cabo, en pleno "Período Especial" para paliar el problema de los niños nacidos prematuros. De allí, la creación de la Casa de Hogares Maternos, donde asistían mujeres pobres, que no se alimentaban bien, o madres que estaban afectadas por el SIDA. "A ellas dedicamos todos nuestros recursos asistenciales, y logramos bajar la tasa de prematuros".
Habla Aleida Guevara en el Centro Oftalmológico Doctor Ernesto Guevara, elogiando las tareas que realiza la Operación Milagro. (foto Martin Hacthoun)

Estar a la altura de su legado
El periplo de Aleida Guevara, culminó en un acto realizado en la noche del sábado en un centro cultural de la parte vieja de la Ciudad, donde asistió tanta cantidad de público que hubo que habilitar una sala con pantalla gigante para quienes no pudieron entrar al recinto principal. Aleida fue recibida con una ovación y muestras de mucho cariño por los presentes, que en algunos casos le entregaban libros escritos por el Che para que los autografiara y en otros sólo le decían "te amamos tanto como a tu padre, que entregó su vida para mejorar la Humanidad". También, un grupo numeroso de concejales de la ciudad le entregaron una resolución de bienvenida, ponderando también el papel que juega la Operación Milagro instalada en Córdoba. Un saludo similar recibió de parte del intendente de Córdoba, Ramón Mestre.
Previamente a escuchar a Aleida, se proyectó un excelente documental cubano ("Hoy liberé una mariposa"), que aborda el tema de cómo recuerdan los hijos de varios combatientes cubanos que cayeron peleando junto al Che en Bolivia. La película entreteje sentimientos, emociones, y sobre todo mucha comprensión sobre el papel difícil que les tocó jugar a sus padres, pero también a la familia que se quedó aguardando su regreso. 
En el coloquio con el público, una Aleida evidentemente conmovida por el filme, explicó que muchas veces le preguntan si se sintió abandonada por la pronta partida de su padre, y que siempre ella responde: "No, ya que mi papá no fue a luchar por una luna diferente, sino por un mundo mejor para nosotros. Él no nos abandonó, simplemente fue a buscar algo mejor para todos. En definitiva, pienso que ellos son los que más se sacrificaron. Nosotros quedamos resguardados, amados y protegidos por un pueblo extraordinario. Ellos no. En ese sentido no disfrutaron de ver crecer a sus hijos, de discutir y analizar situaciones. No pudieron hacerlo porque pensaron que eran mucho más útil e importante, dar lo mejor de sí, cuando podían hacerlo, por el bien de otros hombres y otras mujeres". Luego, confirmó algo que se nota en el accionar de la propia Aleida: "Aprendimos a amarlos en su ausencia, tenerlos presentes, y a respetarlos y admirarlos, precisamente, por todo lo que nos han mostrado como seres humanos. Siempre digo que no les llegamos, todavía, ni al dedo gordo. Desde el punto de vista humano son personas mucho más completas que nosotros, pero nos esforzamos todos los días de nuestra vida, para que se sientan satisfechos, para que nuestro pueblo nos vea dignos hijos de estos hombres. No es fácil, pero vamos andando. Pienso que eso es lo importante de los pueblos y las nuevas generaciones, cuando somos capaces de rescatar lo mejor de nuestra gente y crecer con ello".
Preguntada por quien esto escribe sobre cómo habían vivido ella y su familia el hallazgo de los restos del Che y de los otros combatientes, Aleida contó que el proceso de investigación sobre dónde podían estar algunos de los asesinados por el ejército boliviano, duró casi dos años y en ese lapso hubo todo tipo de anécdotas dolorosas. Como el caso de uno de los militares, que interrogado por una investigadora cubana sobre el lugar en que podría estar enterrado e uno de los combatientes, contestó que él mismo lo había matado y que luego lo metió en una bolsa y "se lo comieron los perros". Sin embargo, poco a poco fueron apareciendo más datos que permitieron ir localizando a todos los luchadores, excepto a uno que fue enterrado en la orilla de un río que luego ensanchó su cauce, y el agua destruyó la improvisada tumba.

Un pañuelo para todos los combates

Aleida confirmó que la mayoría de los familiares se inclinaron por el regreso de los restos a Cuba para que allí reposen definitivamente."Cuando finalmente volvieron vivimos momentos muy fuertes. Recuerdo que un día mi mamá estaba llorando, y yo la tomé de la mano para consolarla. Es muy duro ver esto, me dijo entonces, porque ese hombre me amó y salvó a mis hijos". Recordó que los funerales duraron siete días y que el pueblo se volcó a las calles para darles la última despedida. "Mi mamá estuvo todos los días junto al féretro de papá, sin separarse un instante, aguantando el duro momento por el que estaba pasando. Ya en Santa Clara, el último día, mamá rompió a llorar, desconsoladamente. Traté de confortarla y entonces me contó la historia de un pañuelo y negro. Resulta que durante la toma de Santa Clara, papá se cae y se rompe un brazo. Hay una foto bastante conocida en que se lo ve con el brazo envuelto en un pañuelo. Al parecer, tiempo después, mamá le regaló un pañuelo similar, recordando aquel momento. Estando papá en el Congo, cuando se entera de que mi abuela se estaba muriendo, escribe un texto muy bello que se llama 'La piedra', donde dice: leal hasta la muerte, mi mujer me regaló un pañuelo y yo lo traigo conmigo siempre, si estoy herido me servirá de cabrestillo, si me muero será mi mortaja. Mamá nos recuerda la historia y nos dice, entre llanto, que ella tiene una réplica de ese pañuelo y lo quiere colocar junto a los restos de papá. Mi hermana y yo esperamos que la guardia cambiara, y luego abrimos la caja y mi mamá puso el pañuelo como tanto deseaba".
Aleida comentó también que al contrario de lo que algunos pensaban, que muertos estos combatientes, se acabaría su influencia, ocurrió todo lo contrario: el Che y sus compañeros crecieron, se agigantaron y se convirtieron "en un pelotón de refuerzo, como dijo Fidel. Es algo extraordinario, el amor de la gente, de los niños, cuando van al mausoleo donde están sus restos en Santa Clara. Yo he visto hombres duros, combatientes de muchas batallas, entrar a ese lugar y empezar a llorar.Es algo impresionante. Pero siempre digo, que el mejor homenaje para esos hombres, es ser consecuentes con lo que ellos nos enseñaron".

CÓRDOBA mayo 11  -- La doctora Aleida Guevara March, hija del comandante Ernesto Che Guevara, inauguró en la ciudad de Córdoba una exposición fotográfica sobre el desarrollo de la Operación Milagro en Argentina.
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