lunes, 24 de marzo de 2008

Eduardo Galeano uruguayo como Tabaré Vazquez pero escribe y denuncia



EDUARDO GALEANO es uruguayo pero NO confundir con Tabaré Vazquez

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En las fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar.

La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble.

La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar.

La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: Para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En las fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica.

EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.

«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas». Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar.

El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado. El país que inventó las comidas y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico.

Triunfa la basura disfrazada de comida: Esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald's, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald's no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald's dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald's de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.

Un signo de los tiempos: Esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald's viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restorán de Montreal en Canadá: el restorán cerró. Pero en el 98, otros empleados de McDonald's, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness.

Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra... Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.

Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla.

La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. Cuanto mámás exclusivas, mejor: Las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar?

El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente sobre la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas.

Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a siete mil años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación, y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experiencia saben que atiende en las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.

Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas?

El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.

El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza. Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.

La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad, las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia. Paradójicamente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.

Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta a unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: Es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta.

www.ecoportal.net

Enviado por Revista Koeyú Latinoamericano

Lic. Rosa C. Báez
http://viejoblues.com/Bitacora/node/5561
www.cubatellama.blogspot.com

Aptdo postal 6186, zona 6, Mcp. Plaza,
CP 10 600, La Habana, CUBA
Privado: (00 53 7) 766-6035

"Unos más rápido y otros más lentos. Pero la victoria será nuestra y ahora"
Red Virtin Informativa

Rodolfo Livingston arquitectura de almas, Cuba Existe es Socialista y no está en Coma. Argentina solidaria, bloqueo, período especial, épica cubana



...........página 84 del libro "CUBA EXISTE, ES SOCIALISTA Y NO ESTA EN COMA". del Arquitecto argentino Rodolfo Livingston, publicado en 1992


Quisiera referirme ahora a otro aspecto del período especial que viven los cubanos y éste es la lucha contra las dificultades, contra las carencias de todo tipo, contra la amenaza del hambre, pues los quieren rendir por hambre. Es interesantísimo lo que está ocurriendo, las modificaciones productivas y mentales que están sucediendo. Dije antes que se puede llegar a amar una dificultad, pero eso ocurre solamente si se lucha contra ella al mismo tiempo. Es la lucha lo que enciende la llama de la pasión, la luz de la inteligencia.¿Cómo se defienden los cubanos? Están usando muchísimo menos hierro, menos cemento, menos petróleo. Compran, fabrican y usan bicicletas por cientos de miles, hasta el punto de que La Habana se convirtió en Ámsterdam de un día para otro. Las bicicletas superan ya ampliamente a los autos en las ciudades. Hasta el secretario general del Consejo de Ministros, Carlos Lage, va en bicicleta a su trabajo, como tantos otros dirigentes. Ya no usan casi fertilizantes que, como se sabe, contaminan el agua y la tierra, además de dañar la salud. Aplican más que nunca el micro jet que es un sistema de riego que incorpora a la red general un pequeño cañito de goma que se inserta en la raíz de cada plátano, ahorrando, así gran cantidad de agua y, por ende, de energía. En un momento dado me preguntaron si quería conocer al isleño. ¿Quién es el isleño? Pregunté y me llevaron caminando entre los plátanos hasta que encontramos al famoso isleño, transpirado y sonriente. El es un técnico medio que introdujo una mejora muy importante en el sistema de riego. Se utilizaban varios tubos largos y de distinto diámetro para que el agua llegara con la misma presión a los plátanos más distantes. A él se le ocurrió reemplazar esos caños enterrados, de asbesto cemento,
por un solo caño con sección variable, con el cual lograba el mismo propósito. Para eso tuvo que improvisar una cantidad de cosas – como conexiones plásticas, que no había en la isla – y luchar también contra la oposición de compañeros y aún de ingenieros que se resistían al cambio. Fidel estuvo con él, pues se interesa siempre por las mínimas innovaciones. Fidel siempre salta de lo micro a lo macro. Desde los problemas internacionales, que vislumbra con excepcional claridad, hasta el mínimo tornillito de una central azucarera ó, aunque parezca mentira, la glotis de la gallina que le impide digerir tal o cual alimento. Es increíble. El isleño, estimulado finalmente por sus compañeros y, podría decirse, por el país entero (porque son estas las cuestiones que…

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…ocupan las páginas de los diarios) inventó también un soporte único para el plátano (que, de otra manera, caería vencido por el peso de los frutos) y para el caño aéreo de riego, que antes tenía un soporte independiente. ¿Cómo hacen para mejorar la alimentación de las vacas sin usar fertilizantes? Cuentan con el aporte de un francés que también se enamoró de Cuba y murió allá, hace algunos años. Durante un buen período de tiempo los cubanos fueron dejando caer en el olvido las enseñanzas del francés, que se llamaba Voisin descansando en la provisión de insumos que venían de los países socialistas, pero ahora han retomado el método Voisin a pleno. Este francés no era agrónomo sino biólogo. Se instaló en una torre de observación y anotó la conducta de las vacas durante meses. Se dio cuenta de que el bebedero suele estar ubicado en el lugar más atractivo, bajo la sombra de un árbol. Las vacas se instalaban allí y arruinaban el pasto. Después comían, no de una manera racional (como tampoco sería de esperar, por otra parte..) sino que comían el pasto cuando éste llegaba a su punto óptimo de crecimiento. Voisín plantea una serie de alambrados formando pequeños recintos por los que van rotando las vacas. Voisin propone un bebedero incómodo y en definitiva, la producción aumenta hasta dos veces, sin utilizar fertilizantes ni maquinaria. Lo que sí exige el método es una mayor atención por parte del personal que atiende a los animales. Ya no podrá atenderlos un peón aburrido bajo un árbol, sino que deberán ser hombres que piensen cuándo y cómo tienen que cambiar las vacas de potrero; están obligados a controlar y pensar. En este ejemplo del pastoreo racional, como en el de la arquitectura que mencioné al principio, lo que se est´estimulando no es la compra de nuevos productos, sino la inteligencia y la creatividad humanas. Me regalaron hace poco un video documental sobre el Che y anoté dos ó tres pensamientos de él que, precisamente, en este momento, se cumplen como nunca antes en Cuba: “La juventud tiene que crear – dice el Che - , una juventud que no crea es una anomalía realmente” ó “declarar la guerra al formalismo, a todo tipo de formalismo y pensar todos y cada uno en cómo ir cambiando la realidad”. Esta crisis, el período especial, actúa, sin duda, como un estímulo en ese sentido. El sistema social cubano en este momento no sólo es más justo y distribuye mejor los bienes, sino que, además, está creando hombres más inteligentes, más felices al poder aplicar su inteligencia y, sobre todo, poder aplicarla en la dirección deseada por ellos, no en la venta de nuevos desodorantes, autos ó cigarrillos. Creo que una sociedad se acerca a su ideal cuando el domingo nos podemos alegrar…

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… de que el día siguiente sea Lunes y no a la inversa, como suele suceder “Mañana Lunes, otra vez al yugo”, dice la gente. Una sociedad en la que el Lunes sea esperado sería algo verdaderamente atractivo, porque la vida no transcurre solamente durante los huecos de los fines de semana, y una de las fuentes de la felicidad es gozar con el trabajo que uno hace. Si alcanzamos varios logros en forma simultánea en la misma acción, nos parecemos a las abejas, que en el mismo gesto, extraen la miel, fertilizan las flores y ¡ todo sin generar basura !
En este difícil momento de su historia los cubanos carecen de una cantidad de cosas que, si bien no llegan a ser estrictamente imprescindibles, nos hemos acostumbrado a tenerlas y nos vienen muy bien. Desde toallitas higiénicas para el ciclo menstrual de las mujeres, hasta pilas para escuchar radio durante los cortes de luz. Pero, ¿quién tiene las pocas pilas que se importan? En los hospitales por ejemplo, he visto a los médicos con la última generación de aparatos de radio-llamado del tamaño de una estampilla y con pilas en perfecto estado. Los adultos sanos no toman leche en Cuba desde hace meses. Yo tampoco probé leche en Cuba durante casi dos años en 1961 y ´62 cuando vivía en Baracoa, porque había un fuerte racionamiento también en esa época. La verdad es que me acostumbré. Comía una carne china, que nunca se supo bien de qué era. Yo los hacía reír a los cubanos porque decía que era exquisita y ponía caras de fruicción al probarla… En fin, lo cierto es que probé el primer vaso de leche recién cuando me enfermé de hepatitis. Pero, ¿quién tiene hoy la leche que logran producir en Cuba? Cada niño tiene un litro de leche, en cualquier rincón del país, en plena sierra, en pleno monte. Pero también en Buenos Aires hay racionamiento, solo que se hace por el precio. Dos tercios de los que están por debajo del nivel de pobreza en Argentina (unos nueve millones de personas) son niños. María Elena Walsh, a quien admiro profundamente , dijo “Es que el mundo no es para todo el mundo”. Hace poco ví un video hecho en Cuba por un turista, largísimo, con una cámara en constante movimiento. Buena parte del video transcurría en una fiesta en casa de unos cubanos que saludaban a cámara y enviaban mensajes a los argentinos, mientras mostraban lo que cocinaban. Brindando hacia la cámara, uno de ellos dijo: “Aquí lo poquito que tenemos es para todo el mundo”. Yo le diría a María Elena Walsh que hay un lugar en el mundo donde el mundo es para todo el mundo. Es muy interesante la relación que se está planteando entre la Cuba actual, la economía de mercado y la ecología. A tal punto es….

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…interesante que tengo el convencimiento de que, lejos de ser Cuba una rémora de una época y de un sistema social superado(el llamado socialismo real), su verdadero rol en el mundo se parece cada día más a un modelo posible de producción no contaminante. Me doy perfecta cuenta de que semejante hipótesis sería rechazada desde la Patagonia hasta Liberia, pues la idea del progreso indefinido que predominó durante el siglo pasado, sigue vigente hoy. Lo que viene después es mejor que lo anterior, según este criterio; lo anterior pasa rápidamente a la categoría de antiguo, descartable, así se trate de medicamentos , teorías ó ideologías. Los avances culturales de la humanidad no se producen, sin embargo, de una forma tan lineal. Bastaría con citar el redescubrimiento de la medicina verde y multitud de terapias alternativas que día a día ganan terreno frente a la medicina meramente tecnológica para desmentir esa creencia que nada tiene de moderna en el terreno de la filosofía. El tema de la ecología es considerado, actualmente en la Argentina, algo así como un planteo romántico y opuesto a la seriedad de los negocios. “Me dan risa ciertos arquitectos ecologistas que dicen: ¡Uy! Los shopping centres… deberían hacer escuelas… Me parece muy bien que hagan shopping centres y que sean cientos de miles, que llenen de shoppings la ciudad es fantástico, da alegría la gente comprando ó paseando o vendiendo” (*)
Esto lo escribió hace poco, en una revista dedicada a la cultura, el filósofo especializado en posmodernismo Tomás Abraham. No me nombraba en su nota pero evidentemente se refería a mí como “arquitecto ecologista”; pues en el número anterior había escrito yo acerca de los shoppings, y en particular sobre esa escuela que pasó a ocupar el entrepiso de su propio edificio para dar lugar a un shopping center, en pleno centro de Buenos Aires. Mal que le pese al jóven filósofo posmoderno, el tema de la ecología, lejos de ser un planteo romántico, constituye un asunto esencial que traza límites muy concretos a las posibilidades de supervivencia de la especie humana sobre la Tierra. Y sin especie humana tampoco habrá shopping centres, negocios ni economía de mercado ni de ningún otro tipo. Repasemos algunos datos extraídos de las conclusiones de la Cumbre de la Tierra Eco ´92, donde participaron presidentes de 172 países. Estas conclusiones tienen carácter oficial y no son, por lo tanto, fantasías alarmistas de ningún ecologista romántico ni nada parecido.

(*) continúa la cita: “El shopping lo hacen tipos que ponen guita en un negocio, para que les dé más guita. Chau. Eso da trabajo, construcción, ladrillos, empleados, soldadores, etc. Esto es mejor que la desocupación y este país no puede darse el lujo de decir vamos a programar inversiones prioritarias” Revista La Maga, Buenos Aires, 22 de Julio de 1992. nº 28

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* En un plazo no mayor de 40 a 50 años el mar subirá entre 50 cms. y 1 metro, con lo cual desaparecerán importantes sectores de ciudades costeras en el planeta. Esto se debe al efecto invernadero, es decir, el recalentamiento progresivo de las capas superiores de la atmósfera.

* Los combustibles fósiles, principales contaminantes de la atmósfera, son consumidos en una proporción 8 a 1 entre países desarrollados y países del Tercer Mundo. Esto es, el 20 por ciento de los países consume el 80 por ciento del petróleo con la consiguiente contaminación atmosférica.

Esto quiere decir que si se cumpliera mágicamente la meta final a la que apunta la economía de libre mercado y cada sudamericano, cada hindú, cada africano, cada chino tuviera su propio auto, bueno la atmósfera sería ya irrespirable en una o dos décadas más, como máximo. El gobierno argentino, por ejemplo, está eufórico en estos días porque la producción de autos trepó a 24.000 en un solo mes. En México fabricaron también un número equivalente de automóviles. ¿Cómo imaginan ustedes el tránsito en estas ciudades dentro de diez años, si todos los meses se agregan autos y más autos? La publicidad de los autos los muestra siempre saltando ágilmente en caminos deshabitados, pero la realidad no es el auto, sino los autos, es decir el tránsito, el lento avance paragolpe contra paragolpe con toda la potencia contenida, inutilizada. El tema de los autos es una metáfora perfecta de la economía de mercado: si se suman hechos aislados eficientes (un auto lo es, si se toma aisladamente) el resultado será una totalidad eficiente, sin necesidad de prever ni planear nada, pues las leyes del mercado se encargarán, en forma automática, de regular esta interacción entre las partes. Por eso a nadie le preocupa como será el transporte en nuestras macrociudades dentro de 20 años. Tal preocupación sugiere la palabra “plan”, concepto que, como se sabe “ha sido superado”. El pequeño detalle de que ya en México y Santiago de Chile haya noticieros específicos sobre la contaminación y que la gente use máscaras de oxígeno es motivo de preocupación, pero en otra área del gobierno. ¿Y que ocurre con los compradores de autos? No todos advierten que al comprar un auto se verán obligados a habitar no solo su acolchada y perfecta cabina, sino también el contexto que la rodea: estacionamientos con techos bajísimos y olor a nafta, talleres mecánicos y fundamentalmente, el tránsito, donde se pierden cada día más y más horas de vida útil. Pero el tema de la atmósfera es sólo una parte del proceso de…

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… deterioro. Leeré brevemente algunos datos más extraídos de la conferencia Eco ´92.

* 3.500 millones de hectáreas de tierras productivas (una superficie igual a la del continente americano) están siendo afectadas por la desertización, lo que significa según las Naciones Unidas, una amenaza para los medios de vida de 850 millones de personas. La deforestación en zonas tropicales aumentó de 11.3 millones de hectáreas anuales en 1980 a 17 millones en 1990.

* De las 24 ciudades que superarán los 10 millones de habitantes en el año 2000, 18 estarán situadas en los países subdesarrollados, lo que significa más capas de agua contaminada por falta de cloacas en el perímetro de estas ciudades, más enfermedades que rebrotan, - como el cólera -, más mortalidad infantil que afecta ya a unos 180 millones de niños.

* La pobreza acelera la tala de árboles, pues una familia africana – para citar solo un ejemplo – consume cinco veces más energía en la cocción de alimentos que una familia europea.

* El ritmo de pérdida de especies era en 1980 de una por día y en 1990 es de una por hora. Unas 250.000 especies (la cuarta parte de la biodiversidad total de la tierra) corre grave peligro de desaparecer dentro de los próximos 20 ó 30 años. 350 especies de aves, 200 de mamíferos y alrededor de 25.000 especies de plantas están hoy al borde de la extinción, muchas de ellas desaparecerían antes de ser siquiera estudiadas por el hombre y aprovechadas en sus ignoradas potencialidades.
Fidel Castro fue el único gobernante que en esa Cumbre vinculó el deterioro ecológico con la política y las relaciones económicas internacionales. Su intervención pública, de una síntesis y una contundencia formidables, duró apenas cuatro minutos. También presentó un informe escrito de 53 páginas, de una lucidez irrebatible. El tema que plantea va más allá de los límites trazados por el socialismo y el capitalismo, y así lo entendió el periodismo y la gran mayoría de los asistentes, quienes, no obstante, pronto dieron vuelta al página. Aquí van algunos conceptos extraídos de su informe.

*Los países desarrollados producen el 60 % de los desechos peligrosos. En 1984 los EEUU, la Comunidad Económica Europea y Japón producían el 86 % de clorofluorocarbonos, mientras que sólo el 14 % correspondía a los países del Tercer Mundo. (Habría que agregar que es muy probable que buena parte de esos desechos fueran aceptados generosamente como material de importación por las autoridades argentinas, y yace en oxidados containers – que absolutamente nadie reclama – en el

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puerto de Buenos Aires. Puedo verlos desde mi ventana, en Buenos Aires. El periodismo trató el caso durante algunos días, como se estila. Después las primicias fueron otras).

* Algunas organizaciones ecologistas han planteado que para empezar a revertir el proceso de deterioro en América latina serían necesarios unos 125 mil millones de dólares anuales hasta fines de siglo, provenientes del Primer Mundo. Pero sucede que en la actualidad el flujo de capital corre en sentido inverso en concepto de pago de intereses por la deuda externa, deterioro de los términos de intercambio y otros ítems.

* Es decir que lejos de “humanizar el modelo” como proponen la Iglesia y otros amables críticos del sistema, éste debería dar un giro de 180 grados.. ¡y pronto!.

*El “desarrollo sostenible”, entendido como el desarrollo capaz de permitir la satisfacción de las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras para satisfacer, a su vez, sus propias necesidades, es algo que ineludiblemente tiene que ponerse en acción. En otras palabras, el consumo irrestricto, como meta del desarrollo, es incompatible con la supervivencia de la especie humana. Se aspira con este concepto a definir una forma superior de desarrollo, más equitativa, más inteligente – más modesta quizás – y más humana, que haga posible la supervivencia del género humano sobre la Tierra.
Este último concepto, que incluye también la modificación de las relaciones económicas internacionales, está ligado con la necesaria sustitución de la cultura consumista y derrochadora por otra cultura diferente. De lo contrario, cabe esperar un deterioro muy serio del ambiente para el año 2040, como máximo.
“Ah.. pero si yo ya no voy a estar para ese entonces”, me dijo sonriendo un yuppie posmoderno, con quien comentaba estos datos . “¿Ah sí? ¿Y entonces porqué vas tan contento al casamiento de tu hija? ¿Por qué comprás regalitos para tu futuro nieto?”, le contesté al joven pragmático (no tan joven ya..) para quien solo existe el instante y los negocios rápidamente rentables.
Me viene a la memoria algo que le escuché decir a Joan Manuel Serrat por radio: “Había cantado yo hace algunos años que quisiera que, cuando muera, me enterraran frente al Mediterráneo. Nunca imaginé que sería yo quien asistiera al entierro del Mediterráneo. ¿Cuál es la realidad cubana actual en relación con la ecología? Ni en La Habana ni en ninguna capital de provincia crecen los cinturones de miseria. Antes que eso, la miseria prácticamente no existe alrededor de las ciudades ni en ninguna otra parte. La Habana fue la única. …

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…capital en América Latina que no creció desmesuradamente: su población pasó de 1.5 millones a 2.1 en los últimos 30 años, pese a que se duplicó la población de la isla durante ese período. Recorriendo el interior del país se ven agrupaciones de viviendas en pleno campo, cooperativas, casas del médico de familia, escuelas secundarias ubicadas en el campo, en fin, toda clase de pequeños poblados con todos los atractivos y el confort, casi siempre mayores que los de La Habana, algo decaída en ese aspecto, principalmente en los barrios centrales mas antiguos. En Cayo Largo nadé durante horas bajo el agua sin ver jamás una lata de cerveza o una botella como en Brasil, por ejemplo. Los arrecifes coralinos cubanos son los más limpios del mundo. Durante una excursión en lancha un turista salió a la superficie con un gran caracol en la mano. Al subir a cubierta el cubano que nos conducía le dio toda clase de explicaciones sobre el caracol y, después, con gran amabilidad, le dijo: “Bueno señor, ahora yo le pido a usted que lo vuelva a dejar donde lo encontró, así el próximo turista podrá apreciarlo como usted”.
Es muy escasa la propaganda en las carreteras de Cuba. No tapan el paisaje las leyendas a favor del tabaco, del alcohol ni nada parecido. En los escasos carteles que vi la palabra que más recuerdo es cuida. Cuida….cuídate, CUIDA LOS PAJAROS, y aunque no lo crean, camino a Santiago ví un cartel que decía CUIDA A LOS INSECTOS. En otro viaje, mis acompañantes me señalaron la parte alta de una sierra que tenía una especie de raspón hecho por la mano del hombre. Me explicaron que habían construído allí un feísimo tanque de agua y cuando se dieron cuenta lo hicieron demoler porque arruinaba el paisaje. Después lo construyeron en otra parte. Me sorprendí también cuando vi gente tomando agua directamente del río, en varias partes. ¡Pensar que en la Argentina cuando era chico hice lo mismo en varios lugares! Hoy están contaminadas todas las cuencas del país; hasta el bellísimo lago Nahuel Huapi está contaminado. ¿Y cual es el planteo que difunde la propaganda oficial frente a la contaminación? Educación en las escuelas. Si cada niño aprende desde chiquito a no tirar papeles en la calle, como la población se compone de la suma de muchos niños, la conclusión es evidente: “se terminará la contaminación”. Como si fuera lo mismo un niño o uno cualquiera de nosotros que una industria multinacional que tira miles de litros de arsénico, plomo o lo que sea, a través de un caño de 20 pulgadas, en el cauce del río Reconquista. La suma de cada uno da la totalidad, como los autos, como las empresas exitosas, produzcan lo que produjeren. Siempre que haya más ladrillos, más negocio, más compra y más venta, cualquiera que

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fuere, todo irá mejor. De los detalles se encargarán estas maravillosas leyes automáticas y sabias que son las Leyes del Mercado. Hasta los filósofos se creen eso, según parece. ¿Acaso a los niños no se les dice desde hace muchos años en el Jardín de Infantes, que sean solidarios, que no sean egoístas, que compartan?
¿No se lo dijeron también a los Manzano, a los Vicco, a los Spadone, a los Yoma? (*). Todos ellos escucharon durante años a sus maestras que les decían “todo es de todos”, “hay que ser buen compañerito”, “no hay que robar”. (Robo para la corona es el título del best-seller del momento, dedicado a nuestro Ministro del Interior en pleno ejercicio del poder). Los diarios dicen muchas veces la verdad sobre algunos temas, solo que hay que leer la sección equivocada para comprenderla. Por ejemplo, la sección Avisos, donde se solicitan ejecutivos para empresas internacionales. ¿Cuáles son las cualidades que se piden en esos avisos?. ¿Acaso es la solidaridad (“joven solidario con conciencia ambientalista se necesita”) ¿O “agresivo”, “lider de marketing”, “competitivo”, etcétera? La eficiencia global de un país se mide de otra manera. Cuba pese a sus errores burocráticos – contra los cuales luchan, pero que todavía tienen -, cuenta con mejores condiciones de salud que Estados Unidos, ¡con diez veces menos de Producto per Capita que Estados Unidos ¡ El promedio de mortalidad infantil es de 10.6, y una provincia Cienfuegos logró este año bajar esta cifra en pleno bloqueo a 4.6; prácticamente el más bajo posible de lograr. Yo escuché a sus dirigentes hablar de competencia allá, porque compiten las provincias entre sí ¡ para obtener el más bajo índice de mortalidad infantil! Esa si es eficiencia, una eficiencia algo atípica en el mundo actual, porque es una eficiencia orientada hacia la vida y no hacia el consumo. NOTA IMPORTANTE: estoy copiando este libro y ya no es el año 1993 sino Marzo de 2008, pasaron 14 años en los que Cuba hizo descender a 5.50 el promedio de mortalidad infantil nacional, con un municipio (el de Puerto Padre) que tuvo CERO mortalidad infantil. Es interesante señalar las relaciones entre cuestiones aparentemente tan distantes entre sí como son economía y sistema de valores, técnica y ética, eficiencia y solidaridad. Pocas veces los especialistas están en condiciones de comprender estos vínculos, vínculos cruzados de la realidad, podríamos llamarlos. Las pocas familias que en el Gran Buenos Aires tienen recursos suficientes para perforar un pozo de sesenta metros de profundidad y alcanzar así la napa de agua potable, podrían juntarse en cada manzana para hacer un solo tanque y un solo pozo, por ejemplo. En lugar de eso hacen un pozo al lado del otro (los que pueden). El egoísmo es muy caro, por eso es más económica la salud en Cuba. Cuando llega una ambulancia en La Habana para atender a un accidentado en la calle, es seguro que ya los

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primeros auxilios se los han hecho simples ciudadanos porque todos se detienen ante un caído. Tampoco ingresan desnutridos a los hospitales; todo es más económico por esa razón.
Se me ocurre otro ejemplo. Quizás algunos de ustedes no sepan qué son las barreras arquitectónicas. Es el tema de los discapacitados en relación con la arquitectura, con la ciudad. También los viejos tienen problemas, los chicos no alcanzan los teléfonos públicos, los botones del ascensor, etc, etc. Hace algunos años los arquitectos empezaron a celebrar congresos sobre el tema. En uno de ellos un francés mostró una diapositiva donde se veía un extraño aparato ubicado al costado de una pequeña escalera con alfombra roja, de dos o tres escalones, ubicada a su vez en un bar. Esta máquina, explicó, era para subir a un discapacitado en silla de ruedas. Funcionaba a electricidad y de ese modo el discapacitado no precisaba ayuda de nadie. Cuando me toco el turno de hablar me referí a aquel aparato, exhibido con orgullo por el francés (era un suizo francés) y dije que en Cuba ese aparato sería completamente inútil porque en ese bar se levantarían varias personas y antes de que el discapacitado atinara a acercarse al aparato, ya lo estarían subiendo entre todos, lo invitarían a su mesa a tomar ron, y el aparato empezaría a oxidarse en poco tiempo por falta de uso. (Si esto ocurriera ahora, seguro que adaptarían el pequeño motor para hacer andar algún lavarropas o alguna bicicleta). Ese aparato, dije, era en realidad una máquina productora de soledad. Era una trituradora de la solidaridad humana. Se podría llegar a medir, incluso, cuánta energía consume por kilo de soledad que produce.
Mientras en todo el mundo retrocede en forma alarmante la cantidad de bosques, de árboles productores de oxígeno, Cuba aumentó en un 20 por ciento, desde el inicio de la Revolución, el área forestada. Centenares de millones de árboles se siembran en la isla. Hay otra escena que pude imaginar a través del relato (el chofer, el “rey negro” a quien me refería anteriormente, él era lustrabotas en ese entonces). En enero de 1959 cuando los barbudos entraron en La Habana encabezados por Fidel y Camilo, el pueblo salió a derribar parquímetros y en su lugar plantaron árboles. Carlos recordó esto cuando pasamos al costado de una plaza rodeada de aquellos mismos árboles, que hoy tienen treinta metros de altura. En Buenos Aires, durante estos días, talan árboles centenarios en pleno Palermo para construir estacionamientos. Dos escenas, dos concepciones del mundo. Hoy Cuba lucha por sobrevivir, aunque sería más acertado decir,

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Con Roberto Fernández Retamar: “En Cuba no peleamos una derrota sino que defendemos una esperanza”. Esta lucha, que hoy se acentúa debido al doble bloqueo al que son brutalmente sometidos, los obliga a domesticar dos centenares de miles de bueyes para reemplazar a los tractores, utilizar bambú en lugar de acero, sembrar huertas en todos los rincones, utilizar bicicletas, reemplazar remedios y fertilizantes por productos naturales y, sobre todo, desarrollar como nunca la investigación científica y la imaginación popular. ¿Cuál es el resultado de lo que están haciendo, no ya en relación con ellos mismos, con su propio país, sino en relación con la humanidad? Ellos contribuyen no solo con oxígeno proporcionado por sus bosques a la atmósfera del planeta y con vacunas inventadas por ellos como la que evita la meningitis meningocóccica, ó técnicas médicas que curan o detienen según los casos, la ceguera producida por retinosis pigmentaria y su aporte a la curación de varias enfermedades hasta hoy incurables. No solamente con todo eso aportan al mundo que los bloquea o los calumnia, sino que también contribuyen fundamentalmente como modelo posible de desarrollo sostenible y humanista. Sé que muchos se ríen de sus bueyes, de sus huertas urbanas y aún de sus bicicletas. “Vuelven al pasado… retroceden” , dicen a través de ríos de tinta negra en todo el mundo, a través de documentales (como el que están pasando en estos días por Canal 13) que muestran imágenes verídicas con textos falsos. La cámara muestra lujosas residencias abandonadas por exiliados mientras el locutor miente: “aquí viven hoy los dirigentes del partido”, cuando cualquier turista medianamente lúcido sabe que todos, absolutamente todos esos palacios fueron convertidos en centros de educación, de salud, museos, embajadas. Aparece en mi mente la imagen del “Titanic”. Las chapas del fondo están agujereadas y por allí entra el agua a raudales. En cubierta, rodeados aún del lujo, algunos pasajeros bailan y cantan en medio del mar. Estos son hoy los que defienden los shoppings en medio del subdesarrollo. Los cubanos no tienen mármoles, ni ricos postres, ni miles de máquinas, ni nada de eso. Están todos soldando las chapas, controlando el rumbo del barco, achicando la sentina (*). Así entonces sostengo que Cuba, lejos de ser una rémora, es un modelo. Cuando nos llegue de golpe a nosotros (quiero decir a toda la sociedad), el período especial que ya existe para más de la mitad de la población y mucho peor que en Cuba, el mundo entero tendrá que aprender como hicieron los cubanos para ahorrar energía, como

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Hicieron tal o cual cosa. Cuba es hoy apenas una pequeña semilla perdida en el mar. Pero una pequeña semilla contiene siglos de información genética. Lo micro contiene a lo macro como sucede con la casa y la ciudad, con el hombre y el universo. Cuba es hoy un laboratorio de la humanidad, un gran taller de los vínculos cruzados, una propuesta de sociedad más modesta, menos contaminada, más sencilla, más humana y sabia. Si sólo se aplicaran los inmensos recursos invertidos en armamentos (hoy innecesarios por el cese de la bipolaridad política), en el desarrollo del tercer mundo, muchas perspectivas se abrirían para cambiar a tiempo el modelo. El propósito de Cuba no está puesto hoy, quizá, de manera central, en salvar a la humanidad. Ellos responden a su realidad, al texto, pero actúan también en el contexto. Texto (país) y contexto (planeta) se hacen sorprendentemente coherentes en su experiencia singular.
Cuba es hoy una excepción, decía, pero esa excepción¿es una rémora ó un modelo? Hace millones de años, cuando aún no existía vida sobre la tierra y por lo tanto no existía allí competencia, algunos animales marinos, casos aislados, excepciones, nacieron con branquias deformes. Esas deformaciones se generalizaron luego a especies enteras y fueron justamente los pulmones (branquias equivocadas) lo que les permitió adaptarse al mundo terrestre. Siguieron después innumerables adaptaciones del mismo tipo hasta llegar al hombre. Curiosamente, estos fenómenos fueron estudiados por primera vez por Darwin, que es nada menos que el inspirador del liberalismo económico (él no tiene la culpa, claro) en cuyo nombre se condena a Cuba por inadaptada. ¡ Lean bien a Darwin señores, porque podrían llevarse una sorpresa ! ¿Cuál podría ser, entonces, el modelo posible?: ¿la economía de mercado, cuyo éxito resulta a todas luces incompatible con la supervivencia de la especie humana?¿Son las branquias lo más conveniente sólo porque todos las tienen? ¿O será acaso, ese pequeño ejemplar atípico y rebelde, el modelo posible? Valdría la pena examinar el asunto con alguna consideración porque hay errores que no son fáciles de reparar. Podríamos preguntarnos, sin embargo; pero, ¿podrá Cuba sobrevivir? Muchos se lo preguntan, interiormente, como la mayor parte del pueblo cubano, yo estoy convencido de que sí, de que Cuba sobrevivirá. Pero no puedo dejar de admitir, en el mutante mundo de hoy, que podría no sobrevivir. Que el peligroso imperio yanqui, convertido hoy en un Estado terrorista (donde la Corte Suprema legalizó el secuestro fuera de sus fronteras), un Estado capaz de violar todas las normas internacionales de convivencia, el único que arrojó por dos veces consecutivas la bomba atómica sobre seres humanos, podría ser capaz, en su locura, de tirar sobre Cuba alguna nueva arma destructiva cuyo efecto no los alcance a ellos. Todo ese odio y terror que desatan contra Cuba confirma, quizá, mi hipótesis del modelo cubano. ¿Por qué, si no, gastar tanta tinta, tanta maldad, tanta energía contra una pequeña isla de apenas once millones de habitantes? También podría Cuba, dentro de 15 ó 20 años, desviarse de la democracia que están profundizando hoy cada día más. Podría ser… Pero el modelo seguirá existiendo aún en siglos venideros si la humanidad llegara a convertirse algún día en esas tribus vagabundas que muestra el cine de ficción, peleándose entre sí por un mendrugo sobre los campos yermos del desastre ecológico o entre las ruinas de la catástrofe nuclear, entre las piedras y los restos de acero quemado. Aún entonces la palabra Cuba surgirá nuevamente frente a las hogueras, en los relatos de los hombres, portadora de la última esperanza.
Tres son, a mi juicio, los pilares que sostienen e impulsan el modelo cubano de hoy: 1) La profundización de la democracia, su perfeccionamiento. Esta democracia, de la cual es parte muy importante el partido que están construyendo continuamente, es lo que permite el aporte de iniciativas populares en todos los órdenes y la versatilidad de las soluciones. El micro-jet, como concepto, es opuesto a la norma rígida y puede generalizarse gracias a la democracia. El autoritarismo es incapaz de producir con rapidez nuevas ideas , nuevas técnicas, soluciones atípicas, individuales. 2) La crisis, la dificultad tremenda que se les presentó con la disolución del campo socialista, con el que comerciaban, sumado al bloqueo norteamericano , esa misma dificultad es la que los impulsa a toda velocidad para revisar todos los sistemas, criticándolo todo, con toda libertad, gracias a la democracia. Sin crisis, las cosas hubieran seguido más o menos como iban o mejorando lentamente. La crisis, entonces, a pesar de los innumerables perjuicios que trae a la población, puede ser vista también como una oportunidad, como un impulsor de la inteligencia, como un motor de la transformación. Esa misma crisis les ha producido un aumento de la confianza en lo esencial de su sistema socialista. Ningún otro país hubiera resistido, ni económica, ni anímicamente semejante cimbronazo. Eso lo comprenden claramente. 3) La tercera columna donde se apoya el modelo es algo más difícil de cuantificar, de detectar “científicamente”, si cabe el término. Es la exacerbación de los sentimientos de dignidad, de fe, de patriotismo y aún de entusiasmo frente a los problemas. Yo sé que muchos, incluso los más luchadores, deben pasar por momentos de fastidio. Ya pasaron treinta años y todavía faltan cosas que hacen la vida más cómoda, más placentera. A veces alguien se cansa, se deja seducir por las vidrieras repletas de la cubierta del “Titanic” y tratan de quedarse allá pensando que serán más felices. Muchos se dan cuenta, pronto, de lo que pierden, y quieren volver. Otros son capaces de abandonar a sus hijos en manos del Estado cubano, sabiendo que serán cuidados e incluso amados más que antes. No son muchos, ni son tampoco lo mejor del pueblo cubano, por cierto, los que autotitulandose “exiliados”, aunque nadie los persiga ni les impida irse, logran, por poco tiempo, salir en los titulares de los diarios y conseguir la protección en países que como el nuestro, no pueden proporcionar trabajo ni salud a millones de sus propios ciudadanos. En fin, no todos luchan contra la tormenta, algunos prefieren abandonar el barco, es cierto, pero, ¿en que se habrá convertido ese pueblo cuando pase la tormenta, cuando superen esta crisis? ¿Cuál será su nueva valoración de las cosas, de la vida misma? Porque nadie es igual después de escalar una montaña, nadie es el mismo después del tifón. ¿De que no serán capaces entonces? ¿a que le temerán?.

Para terminar, dirijo la mirada hacia mi mismo y me pregunto no sólo qué hice y qué hago yo en ese país, sino qué hizo ese país conmigo. Hace treinta años, en Baracoa, fui arquitecto por primera vez en mi vida. Allí discutí mucho (aun con el partido, que en ese entonces se llamaba Organizaciones Revolucionarias Integradas – ORI-) pero sentía que, en definitiva se me exigía lo mejor de mí. Vi entonces lo mejor de mí puesto afuera, en la acción, y me gustó. Y nunca más lo abandoné, en el ejercicio de una profesión que amo. Cuba extrajo de mí lo mejor y cuando uno puede verlo, decide no abandonarlo más. ¿Con cuanta gente Cuba habrá hecho lo mismo –me pregunto- aun sin que trabajen allá?. Pienso que este fenómeno invisible es un aporte más que ha hecho y hace Cuba a la humanidad.

Un aporte en dosis individuales que se van sumando y formando asociaciones, casas de amistad, barcos con lápices y remedios; en fin, el fenómeno humano de dar y recibir: la esencia de la fraternidad, nada menos.

Tres semanas duró este último viaje, el sexto que hago a Cuba. Una lluvia fina y constante caía sobre la isla cuando subí al avión que me traería de vuelta a Buenos Aires. El paisaje rutinario de los vuelos,

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la demostración con la máscara de oxígeno que debemos colocarnos sonriendo antes de morir, el pasajero vecino, la ventanilla gris, todo era irreal para mí, menos las imágenes que se agolpaban en mi mente como en un teleobjetivo, todas en el mismo plano; las situaciones vividas, tantas y tantas emociones, tantos pensamientos. De pronto una canción empezó a girar y girar en mi interior. Era una canción de Juan Luis Guerra, dedicada a una mujer: “Me tosté en tus mejillas/como el sol en la tarde, /se desgarra mi cuerpo y no vivo un segundo/para decirte que sin ti, muero/ Me quedé en tus pupilas/ya no cierro los ojos/me tiré a lo más hondo/y me ahogo en los mares de tu partida”.

Era una canción que, curiosamente, me emocionaba mucho. Tiempo después entendí su eco inconsciente, qué me quería decir aquella letra en el momento mismo de despegar. ¡Cuba era esa mujer!. Una hermosa mujer que navega solitaria en el Caribe. Y en aquella canción, a esa mujer tan hermosa yo le seguía diciendo una y otra vez: “Me quedé en tus pupilas, /ya no cierro los ojos/me tiré a los más hondo y me ahogo/en los mares de tu partida”. Nada más.

Arquitectura poética ó poesía arquitectónica, pequeños pero gigantescos secretos de la humanidad Arq. de almas Rodolfo Livingston y Cuba Socialista


Reflexión del Arquitecto de almas, el argentino Rodolfo Livinston

dirijo la mirada hacia mi mismo y me pregunto no sólo qué hice y qué hago yo en ese país, sino qué hizo ese país conmigo.

Hace treinta años, en Baracoa, fui arquitecto por primera vez en mi vida.

Allí discutí mucho (aun con el partido, que en ese entonces se llamaba Organizaciones Revolucionarias Integradas – ORI-) pero sentía que, en definitiva se me exigía lo mejor de mí.

Vi entonces lo mejor de mí puesto afuera, en la acción, y me gustó. Y nunca más lo abandoné, en el ejercicio de una profesión que amo. Cuba extrajo de mí lo mejor y cuando uno puede verlo, decide no abandonarlo más.

¿Con cuanta gente Cuba habrá hecho lo mismo –me pregunto- aun sin que trabajen allá?. Pienso que este fenómeno invisible es un aporte más que ha hecho y hace Cuba a la humanidad.

Un aporte en dosis individuales que se van sumando y formando asociaciones, casas de amistad, barcos con lápices y remedios; en fin, el fenómeno humano de dar y recibir:

la esencia de la fraternidad, nada menos.
arq. Rodolfo Livingston

extracto de página 97 de su libro "Cuba Existe, es Socialista y No está en Coma".

Museo Ernesto Che Guevara. toto

San Nicolás tanques para matar a la familia de Omar Amestoy incluso dos niños de cinco y tres años, militares y policías Nogoyá


Homenaje a la familia Amestoy a 31 años de la Masacre de la calle Juan B. Justo

A 31 años de la Masacre de la calle Juan B. Justo, se realizó en San Nicolás un emotivo homenaje para recordar los crímenes de Omar Amestoy, su esposa María del Carmen Fettolini, sus hijos Fernando, de tres años, y María Eugenia, de cinco, y Ana María del Carmen Granada, en un operativo conjunto entre militares y policías federales y bonaerenses.

Familiares e integrantes de organizaciones de derechos humanos encabezaron el acto en reclamo de justicia del que también participó Manuel Gonçalves, el único sobreviviente del hecho.

Además, la familia Amestoy colocó una placa en el cementerio de Nogoyá en la que se reclamó por "memoria, verdad y justicia", ante la presencia de amigos y compañeros de Omar y Pochi.

En la Plaza de los Inmigrantes, en San Nicolás, se desarrolló por tercer año consecutivo un acto donde hubo distintas actividades artísticas coordinadas por la Juventud de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Grupos musicales y obras teatrales dieron marco al homenaje en memoria de las víctimas de la denominada Masacre de la calle Juan B. Justo, en la que fueron asesinados cuatro entrerrianos.
A pesar de la inestabilidad del tiempo, que obligó en un momento suspender la actividad, la jornada tuvo la presencia del numeroso público que concurre al paseo costanero de la ciudad. Luego continuaron los actos en el local de CTA, entre pizzas y alguna bebida.
El Grupo de Teatro del Hogar de Día Cooperanza presentó una obra dirigida por Víctor Cisterna. También actuaron varias bandas locales, como Becuadro, La Usurpada y otras; y entrada la noche, alumnos de la Escuela Media Número 3 de San Nicolás, que realizaron la investigación y el video documental No nos han vencido para el Programa Jóvenes y Memoria de la Comisión Provincial por la Memoria, dieron testimonio del trabajo realizado en el transcurso del año y que fuera presentado recientemente en el Encuentro de Chapadmalal.
"A cada paso en la Justicia, damos otro por la memoria. Ojalá el año próximo, para esta época ya estén condenados los responsables y después de tanto sembrar memoria, finalmente cosechemos un poco de justicia", afirmó el dirigente del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), José María Budassi, que también padeció en carne propia el horror de las botas y los fusiles.

En las primeras horas del
19 de noviembre de 1976:

Las fuerzas de seguridad llegaron con tanques, camiones y un arsenal de armas; cerraron el paso a tres cuadras a la redonda para impedir que los vecinos puedan acercarse a la zona e irrumpieron en la casa de calle Juan B. Justo 676. Una veintena de efectivos ingresó a los tiros a la vivienda. Primero fue asesinada Ana María del Carmen Granada estando ella en un rincón, con las manos levantadas, suplicando a su matador que no lo hiciera. Las balas también alcanzaron a Omar Amestoy y María del Carmen Fettolini, ambos oriundos de Nogoyá. María Eugenia y Fernandito murieron en el baño, ahogados por los gases lacrimógenos que habían sido lanzados desde la claraboya por los represores. Manuel, que pudo esquivar entre las sábanas los balazos que impactaron en el ropero en el que su madre buscó protegerlo, fue internado y a los pocos meses dado en adopción. Recién pudo conocer su historia y recuperar su identidad en 1995.

Omar Darío Amestoy era el mayor de cuatro hermanos nacidos en Nogoyá (Entre Ríos). A los 17 años terminó el secundario y se fue a estudiar a Santa Fe. Primero intentó Ingeniería Química, pero enseguida abandonó la carrera y comenzó a estudiar Derecho. A los 23 años se recibió de escribano y se volvió a su ciudad, donde lo esperaba María del Carmen Fettolini, su novia desde la infancia y con quien se casó al poco tiempo. Ella era una de cinco hermanos de una familia que vivía sin sobresaltos y había sido una de las primeras maestras jardineras y trabajaba en el Colegio del Huerto.

En 1969, Amestoy se hizo cargo del Registro de la Propiedad del Automotor de Nogoyá. Para ese entonces, Omar era también un activo militante barrial de Nogoyá, donde realizaba una ardua tarea de militancia barrial, en una ciudad en la que las necesidades eran muchas. "Se sacaba el saco y se iba a trabajar a los barrios", cuentan sus familiares. A la llegada de la dictadura, huyeron primero a Paraná y luego cruzaron a Santa Fe, hasta que se instalaron en San Nicolás, donde fueron asesinados.

Sólo dos represores

Por lo pronto, sólo dos represores permanecen procesados y detenidos: el teniente coronel Manuel Fernando Saint Amant -de 72 años e imputado por 147 desapariciones de personas, 27 secuestros y torturas, robos, apropiaciones de menores y asesinatos, entre ellos el homicidio del obispo Carlos Ponce de León- y el entonces jefe de la Policía Federal, comisario Jorge Muñoz -que poseía especialización en temáticas de represión de guerrilla urbana y había dictado cursos sobre ello en distintas unidades del Ejército Argentino-. En tanto, el policía Carlos Alberto Azzaro, que confesó haber asesinado a Granada, tiene actualmente una falta de mérito. El fiscal federal Juan Patricio Murray solicitó las detenciones del ex comisario Fernando Meneghini y el ex subcomisario Omar Marelli. Pero en el hecho hubo por lo menos 20 personas involucradas que no han podido ser identificadas todavía.

El año próximo podría elevarse a juicio la causa por el asesinato de la familia Amestoy

El año que viene podría elevarse a juicio oral la causa por la Masacre de la calle Juan B. Justo, en la que fueron asesinados los nogoyaenses Omar Amestoy, María del Carmen Fettolini y los hijos de ambos, María Eugenia y Fernando; y Ana María del Carmen Granada, de acuerdo a las estimaciones del secretario de Derechos Humanos del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (SUTEBA) y de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) de San Nicolás, José María Budassi. El dirigente, ex detenido político y activo militante, reconoció que "esperamos mayor celeridad", aunque destacó el trabajo del fiscal Juan Murray.
Para Budassi, la causa más avanzada y próxima a juicio oral en San Nicolás es la conocida como la Masacre de la calle Juan B. Justo, en la que fueron asesinados cuatro entrerrianos y Ana María del Carmen Granada, a manos de fuerzas conjuntas de las policías federal y bonaerense y militares, el 19 de noviembre de 1976.
"Estimamos y esperamos que en el transcurso del año que viene lleguemos a la instancia de juicio oral. Se trata de procesos que llevan unos cuantos años. Esperamos que nuestras madres puedan ver al menos un gesto reparador de Justicia", dijo Budassi.
La semana pasada también estuvo en San Nicolás Luis Alem, que es jefe del Gabinete de Abogados de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y "solicitó una audiencia con el juez federal Carlos Villafuerte Ruzo para plantearle una serie de inquietudes en las causas. Fundamentalmente en los casos de los asesinatos de (Osvaldo) Cambiaso y (Eduardo) Pereyra Rossi ocurrido a mediados de 1983, en los que se encuentra implicado el ex comisario Luis Patti, y en la causa que investiga la muerte de monseñor Carlos Horacio Ponce de León. En este último caso, preocupado por precisar la posición ante la Justicia de revisar las actuaciones llevadas en su momento -plagadas de errores y omisiones- sumado a los testimonios y pruebas documentales que sientan la hipótesis de un atentado".
Sobre la opinión que le merece la actuación de Villafuerte Ruzzo, Budassi consideró que "en lo personal como sobreviviente y compartiendo la ansiedad de las familias de nuestros compañeros desaparecidos, debo decir que esperamos mayor celeridad", aunque destacó el trabajo del fiscal Murray, "que ha tomado contacto directo con los casos, se ha sensibilizado y manifestado buena disponibilidad. Concretamente en el caso del ex comisario Mastrandrea, imputado en la causa de los ex alumnos del Don Bosco, su actitud soberbia y prepotente frente al personal judicial -muy al contrario de lo que sucede con la conducta que nuestras abogadas por la parte querellante- marca de alguna manera cómo el proceso de memoria y justicia incide en la subjetividad de los protagonistas".
Asimismo, destacó que "el juez no ha fallado correctamente al rechazar nuestras presentaciones como querellantes, a diferencia de la Justicia de La Plata donde sí fuimos admitidos con ese rol. De todos modos hemos apelado el dictamen que está en la Cámara Federal de Rosario".
Asimismo, destacó el trabajo que se ha realizado a través de los Encuentros Regionales por Memoria y Justicia que se concretaron durante el primer semestre del año, y al trabajo que se viene haciendo desde 2001 con las escuelas y la Comisión Provincial por la Memoria, señaló que este año participaron varias escuelas de San Nicolás y La Emilia, vinculado a los juicios.

Domingo Julio Faustino A. Narodowski provoca la respuesta del profesor Osvaldo Bayer autor de los Vengadores de la Patagonia Trágica


Después de las palabras, vayamos a los hechos marzo 24 de 2008
Por Osvaldo Bayer


El sábado pasado, Osvaldo Bayer criticó en una contratapa de Página/12, titulada "De Sarmiento a Luis Palau", la decisión del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y de su ministro de Educación, Mariano Narodowski, de hacer obligatoria la entonación del Himno a Sarmiento en los actos de todas las escuelas de la ciudad de Buenos Aires. En la edición de ayer del diario salió publicada la respuesta de Narodowski, "Un sueño de guardapolvo blanco", (verla en este mismo blog de Toto) en la que planteaba la defensa del himno como "la necesidad de contribuir a aglutinar a todos en pos de la educación". Aquí, la réplica de Bayer a los conceptos del ministro.

Estimado Mariano Narodowski:

Muchas gracias por su carta de ayer referida a mi nota "De Sarmiento a Luis Palau" del sábado pasado. Primero le pido disculpas por haberlo llamado secretario de Educación cuando en realidad usted es ministro. Es que no tengo arreglo, ya que siempre soñé que los representantes fueran llamados solamente ciudadanos, como aquellos principios del París revolucionario (aunque veamos que después de aquel glorioso 1789 del "libertad, igualdad, fraternidad" nos llevó, por lo menos hasta ahora, a Sarkozy. Fantasías de la realidad). Bien, le agradezco su respuesta, repito, porque en general los personajes encumbrados en el poder a quienes me he dirigido nunca han respondido, no lo consideran necesario. Y menos cuando se les pide autocrítica. Pero vayamos al meollo del problema: el himno a Sarmiento que usted y Macri han declarado su canto obligatorio en todos los actos escolares. En su respuesta, usted señala que tomó esa decisión para que así se iniciara el debate sobre la figura de Sarmiento. Creo que hubiera sido mejor primero iniciar el debate sobre si ese himno tan personalista y desmesurado merecía ser cantado obligatoriamente por nuestros niños, antes de ordenarlo desde arriba. Bajo el principio primero se canta y luego se debate. La letra de ese himno es un endiosamiento de alguien cuya figura debe ser tema de discusión ya mismo, con sus pros y sus contras. Para eso debe servir la enseñanza de la historia. Lo fundamental es juzgarlo desde el punto de vista de ser humano y de la ética, tribunal supremo indiscutible. Matar es matar. Ser racista es algo inaceptable desde todo punto de vista.

En ese sentido, es ejemplar la conducta del director de la escuela 23, distrito 11, Enrique Samar, ante la reacción de sus alumnos que se negaron a cantar el himno ordenado por las autoridades. Textualmente, la resolución de ese docente: "Mi respuesta a los alumnos fue que si no lo querían cantar, que no lo cantaran, pero que tenían que fundamentarlo, que investigaran, que estudiaran, que lo debatieran y luego lo pusieran por escrito. Así lo hicieron. Afirmaron que no podían cantar un himno a una persona que había discriminado a los gauchos y a los indios". Eso es respeto por la opinión de los demás. Una actitud antiautoritaria para imitar. La escuela está para eso.

Podría llenar un libro con aspectos inaceptables de la figura de Sarmiento. Documentos científicamente históricos. Lo iré desarrollando en notas, en los generosos espacios que me otorgó siempre Página/12 desde hace veinte años.

Pero lo que cabe aquí y ahora es, dentro de ese tema, preguntarnos: ¿cómo es posible que este país, el granero del mundo, tenga desde hace décadas problemas fundamentales que hacen a los derechos humanos: niños con hambre, niños pordioseros, villas miseria, juventud sin trabajo. Pero no sólo eso, sino la crueldad que caracterizó el curso de nuestra historia, con el exterminio de los pueblos originarios, guerras intestinas de una saña inaudita, guerra con pueblos hermanos como con Paraguay (uno de los aspectos absolutamente negativos de la actuación de Sarmiento), que llevó al casi exterminio de ese pueblo; las represiones obreras de una magnitud poco conocida en el mundo occidental y cristiano, una democracia siempre enclenque, que tuvo que soportar hasta ahora catorce golpes militares, y luego, el summum: la "muerte argentina", la desaparición de personas con características que al pavor suma la extrema perversión. Entonces la pregunta es: ¿cómo fue posible eso? Y por eso, el pedido de autocrítica de mi nota anterior. La revisión de toda nuestra historia: poner en el pedestal por fin a la honestidad y a la democracia digna, que es practicar la solidaridad en libertad.

En ese sentido, si bien prosiguen las guerras y el hambre en la mitad del mundo, se van dando pequeños pasos, muy pequeños, pero con grandeza en su significado. Por ejemplo, en Alemania, se acaba de quitar el nombre de "Mariscal Hindenburg" a la última escuela que llevaba ese nombre, por el voto y pedido de todos. Nadie lo defendió. Hindenburg era el "héroe" indiscutible de la Primera Guerra Mundial, el vencedor de la batalla de los lagos Masurianos. Y, al mismo tiempo, fue el presidente alemán conservador que le dio paso a Hitler para tomar el poder. Bien, ahora todos dijeron basta con esos héroes de una época que pertenece a los tiempos más sombríos de la historia. Nosotros, por ejemplo, tenemos decenas de colegios con el nombre de "General Roca", el que "exterminó" según sus propias palabras a "los salvajes, los bárbaros". ¿Por qué justo ese nombre en escuelas y colegios oficiales? Es hora ya de que los propios docentes y los alumnos comiencen el debate sobre esa figura que además dejó sentadas las bases para la distribución de la tierra que llevó al más injusto régimen de latifundios. Usted mismo, Narodowski, en su nota acerca de mi escrito, me achaca "la incorrección de consignar en una misma línea histórica a Sarmiento con Roca". Enhorabuena. Aprovecho esta oportunidad para proponerle que se organice un debate oficial, en el salón Montevideo de la Legislatura, un profundo debate acerca de la figura de ese general. Con la participación de historiadores roquistas, de independientes y de aquellos que desde hace tres años hemos propuesto a la ciudad de Buenos Aires que, por respeto a la mayoría de la población argentina, el criollo –según el estudio antropológico de la Universidad de Buenos Aires– se quite del lugar más céntrico de nuestra ciudad a ese monumento, preparado e instalado durante la Década Infame, es decir, no por un gobierno democrático. Sí, aquél de los gobiernos del llamado "fraude patriótico", un término muy argentino que ningún otro país lo puede comprender. Hace tres años hemos pedido al gobierno porteño y a su Legislatura que se traslade ese monumento al genocida a la estancia La Larga, en Guaminí, de sesenta y cinco mil hectáreas, que recibió Roca como "donación" oficial, y él la aceptó a pesar de cobrar el sueldo de general más todas las "expensas".

Un acto inmoral. Y allí se proceda a situar, sí, en ese lugar, un monumento a las dos mujeres que poblaron este suelo: a la mujer aborigen que dio a luz al criollo, y a la mujer inmigrante, que también pobló con vástagos estas distancias en tiempos de sacrificios y carencias. Ellas son las que merecen estar allí, en ese lugar, y no quien trajo la muerte y el "progreso", como dicen los historiadores oficiales. Habría que preguntarse el progreso para quién.

Entonces, redescribir nuestra historia, por medio del debate profundo y público para preguntarnos qué nos ha pasado, por qué tanta crueldad en estas interminables llanuras verdes de las espigas de oro.

Estoy a su disposición, señor ministro, para iniciar el gran debate. En tal debate, la escuela puede servir de verdadero templo para llegar a ser más justos y lograr la paz eterna. Y no esta sociedad desgastada y humillada hasta el no va más.

Ministro de educación de Buenos Aires adalid de Domingo Sarmiento, ordenó se cante el himno al sanjuanino exterminador de paragüayos, gauchos e indios

Sueño de guardapolvo blanco
Por Mariano Narodowski / Ministro de Educación


Cuando en el Ministerio de Educación de la ciudad de Buenos Aires resolvimos que en los actos escolares se cante el Himno a Sarmiento lo hicimos a sabiendas de que se trataba de una decisión controversial. Hubo personas, especialmente muchos docentes de escuelas públicas, que se sintieron convocados y reconocidos. A otros pareció agradarles el dejo de melancolía que implicaba el recuerdo de viejas infancias y otras escuelas. Muchos se vieron entusiasmados con la recuperación de la figura de Sarmiento que estamos propugnando y que se fortalecerá cuando, en pocos días más, hagamos entrega de sus obras completas en las bibliotecas de las escuelas de la ciudad que aún no las tengan (que lamentablemente son la casi totalidad de las bibliotecas) para que, además de ser recordado, Sarmiento sea leído, debatido, recreado.

Obviamente, no todos estuvieron de acuerdo. Algunos vecinos, pocos, me recordaron sin demasiado protocolo el carácter "ateo, antipatriótico y masón" de Sarmiento y me enrostraron sus posiciones anticlericales. Otros, como el gran Osvaldo Bayer, dirigen sus críticas al carácter personalista del himno, pero sobre todo a la figura histórica y política de Sarmiento, sus ideas acerca de la sociedad y de la naturaleza del progreso que debía encarar la Argentina del siglo XIX y sus probables correlatos –peligrosos según su enfoque– en la actualidad. Entiendo a la columna publicada por Bayer en Página/12 del sábado 15 de marzo como un aporte valioso al debate político y educacional de nuestro país, aunque no acuerde con muchas de sus ideas y aunque algunas de sus conclusiones muestren, paradojalmente, el mismo tono temerariamente exagerado que los adversarios políticos le achacaban a Sarmiento. Pero veo su artículo como el efecto deseado de nuestra política educativa: la posibilidad de diálogo colectivo en torno de la cimentación de ciudadanía reflexiva y de un debate constructivo acerca de la educación de nuestro Pueblo.

Es difícil la exégesis de un himno escolar: a veces es demasiado pueril y a veces es demasiado severa. El Himno a Sarmiento no es una marcha militar. Es más, del tradicional cancionero patrio escolar es la única que no es una marcha militar y no ensalza a ningún general viril, sino a un civil cuyo reconocimiento es efectuado por los niños y cuya mayor proeza es ser "padre del aula". Si bien no es éste el lugar para comentarios musicales –la versión de Sandra Mihanovich es hermosa–, vale destacar que Leopoldo Corretjer, el autor, era un músico catalán que también compuso algunos tangos. Es verdad que en el himno hay "endiosamiento", pero es hacia un educador en una canción que a diferencia de sus congéneres no mitifica la muerte y que cuando menciona a la "espada" como atributo lo hace junto a la pluma y la palabra.

Nuestro interés al promover que se cante en todas las escuelas obedece a la necesidad de contribuir, aunque sea un poco, a aglutinar a todos en pos de la educación y sobre todo en pos de los educadores, tan vapuleados por las políticas educativas recientes. Eso no nos hace "sarmientistas" en el sentido de una filiación ideológica ortodoxa respecto de quien muriera hace más de un siglo. Se trata de reconocer que "nadie puede negar los méritos de Sarmiento con respecto a la enseñanza" en épocas difíciles para los educadores y para la educación. También es necesario coincidir con Bayer en que es ineludible resaltar el trabajo de educadores que han hecho sobrevivir a la educación pública al deterioro de los últimos años: en el fondo, esa es la principal tarea de la política pública –ahí sí con una clara vocación sarmientina– en la que estamos empeñados en función del mandato popular mayoritario que recibimos en el 2007.

Respecto del carácter "racista" de las ideas de Sarmiento, es poco lo que se puede agregar al debate historiográfico que consumió varias décadas del siglo XX. Algunos podrán advertir en ese argumento un dejo anacrónico, toda vez que se utilizan categorías actuales para juzgar épocas diferentes. Otros podrán colegir la invalidez del argumento que consiste en usar el juicio de un contemporáneo (Alberdi por caso), a la sazón adversario político, y darlo por bueno sin más. Otros advertirán la incorrección de consignar en una misma línea histórica a Sarmiento con Roca. Todas son objeciones valederas. Sin embargo, y más allá de la crítica historiográfica, no es redundante advertir sobre el peligro que, en educación, implica tomar personajes sin mirar todo el contexto que les dio origen y las circunstancias de su ideología.

Tampoco creo que eso cierre el debate y aquí sí planteo un disenso claro: justamente Sarmiento vale no solamente por su acción política y educacional, sino por su entusiasmo (y sus errores y sus contradicciones) puesto en juego en la construcción de la República. Porque pretendió edificar para la Argentina un modelo de progreso socioeconómico que jamás logró realizarse. Sarmiento es, por sobre todo, un símbolo de igualdad de oportunidades por medio de la educación; o más aún es una función simbólica que permite remitir al compromiso con la educación pública y a ese sueño de una sociedad más justa, igualitaria y de oportunidades crecientes.

Desde hace un tiempo estamos volviendo a debatir la educación y ese es el primer paso para reconstruir la escuela. Vale la pena seguir el recorrido de ese sueño de guardapolvo blanco que se iniciara hace varias décadas y que puede seguir vigente si somos capaces de profundizarlo. Ya no es esa ilusión homogeneizadora en la que las diferencias eran arrasadas en función de un pretendido bien común. Pero mucho del empuje y del entusiasmo de los viejos defensores de la educación popular debe ser reconocido y valorizado: los nuevos constructores lo están haciendo.

* Ministro de Educación de la ciudad de Buenos Aires

no ahorre sangre de gauchos, himno a Sarmiento, Macri, Enrique Samar director Escuela 23 distrito escolar 11 Flores Sur Buenos Aires, Argentina


SARMIENTO - CARTA ABIERTA A OSVALDO BAYER marzo 2008

En septiembre de 2007 la maestra de séptimo del turno tarde se me acercó para decirme que los alumnos no querían cantar el Himno a Sarmiento el Día del Maestro.

Mi respuesta fue que, si no lo querían cantar, que no lo cantaran, pero que tenían que fundamentarlo, que investigaran, que estudiaran, que lo debatieran y luego lo pusieran por escrito.

Así lo hicieron. Afirmaron que no podían cantar un himno a una persona que había discriminado a los gauchos y a los indios. Consideraron que en una escuela no era una persona para ser imitada. Durante el acto se puso en el grabador el Himno a Sarmiento. Los alumnos no lo cantaron y el director tampoco.

Después les expliqué a los padres y a toda la escuela que deseaba felicitar a los alumnos de séptimo porque habían planteado y defendido con valentía su punto de vista.

En la fiesta de fin de curso, al despedir a los egresados, nuevamente delante de toda la comunidad educativa volví a felicitarlos y expresé que coincidía con ellos totalmente.

Ahora llega la decisión del gobierno de Macri. En cada acto escolar, antes de escuchar la grabación, leeré el artículo que escribiste en Página hoy, extraordinario y muy oportuno, para que el silencio acompañe al himno y el repudio sea cada día mayor.

Te mando un fuerte abrazo

Enrique Samar
Director Escuela 23 D.E. 11
Flores sur